domingo, 20 de mayo de 2012

La derecha tiene razón. El modelo autonómico está agotado.

Es una verdad evidente. El modelo autonómico tal y como se parió en la Transición democrática (Lo de Transición pase, pero para creerse lo de democrática hay que ser bastante cándido) está agotado, desprestigiado, maltratado y distorsionado. Cuando el Pueblo Trabajador Andaluz salió a la calle el 4 de diciembre de 1977, probablemente  ni se le pasaba por la cabeza luchar abiertamente por la independencia, es posible. No es que sea posible, es que es así. Salvo algún sector que iba más allá, que también lo había, la mayoría no salió a la calle pidiendo la independencia.

En ese contexto y en esa realidad se desarrolló aquello que se llamó “Autonomía”, que en principio parecía una descentralización enorme, una federalización del Estado Español. Se basaba en un autogobierno que después de 40 años de la dictadura franquista de la “España grande y libre”, valía aparentemente un potosí. Mediante la transferencia gradual de competencias, las Comunidades Autónomas irían haciendo efectivos sus respectivos autogobiernos. Para el Pueblo Trabajador Andaluz que pedía la autonomía, esto era el sueño cumplido, la lucha ganada, el premio a un esfuerzo colectivo muy grande.

Pero la trampa autonómica queda al descubierto en el momento en el que desde Madrid nos dice que o aceptamos los recortes o nos intervienen. No sé exactamente en qué consistiría una eventual intervención ni me importa, pero lo que está claro es que la pretendida autonomía, queda abiertamente expuesta como dependencia total. Creo que es innegable que con la autonomía, solamente nos cambiaron la correa. De una de cuero antigua, a una de estas extensibles que hay para los perros pequeños, con la que el perro puede correr libremente… hasta que llega el tope del carrete, y el perro se ahoga como corra demasiado rápido.

Eso justamente es lo que nos ha pasado a los andaluces, y a todas y cada una de las Comunidades Autónomas. Tenemos ciertas competencias, pero lo que  no tenemos es justamente lo que pedían los andaluces en aquél 4 de diciembre: Autonomía.
 
Por eso creo que ha llegado la hora de que los elementos más soberanistas de la izquierda andaluza apuesten decididamente por la independencia. Ya hemos probado durante más de 30 años a compartir con el resto del Estado Español un régimen democrático burgués más o menos descentralizado y ahora estamos sintiendo la realidad. No tenemos soberanía, no tenemos autonomía, y todo lo que tenemos, en el momento en el que España decida que no lo tengamos, pues nos intervendrán y nos lo quitarán, o en el momento en el que España quiera imponer esto o aquello, nos lo impondrán y punto. La obsesión por no romper con España y querer evitar un supuesto conflicto territorial por miedo a tener vicios pequeñoburgueses ya no debe ser excusa. El trabajador andaluz ganaría con soberanía.

Para hacer entender esto es imprescindible que el interino que se va a la calle, que el funcionario que sufre los recortes en su salario, que el opositor que se ha quedado con cara de tonto con la anulación de las oposiciones a profesor, o que el paciente que ve como merma diariamente la atención sanitaria en los hospitales andaluces (Esos que supuestamente dependen de la Junta de Andalucía, pero que sufren los recortes por igual al resto de servicios sanitarios del Estado Español), deben entender que la culpa directa de que la situación sea esta y no otra, es España. Si, también es la Merkel y el FMI y todo eso, vale. Pero España, es la que nos dice en plan mafioso a los andaluces que “O recortáis o cogemos y os intervenimos”.

Mención aparte para los que pactaron con el PSOE para que hubiera “un gobierno de izquierdas que combatiera los recortes de Madrid” y están siendo más dóciles recortando que algunas comunidades del propio Partido Popular. Está claro que Madrid recorta, y los mamporreros españolistas del PSOE y de IU acatan. Ha bastado con un mes para ver cómo va a actuar esta gente. De parar los recortes nada. El problema es grande, porque se junta la falta de soberanía, con que en el poder de la Junta haya ovejitas dóciles, y el resultado es el que es.

Recortes, recortes y más recortes. Y los andaluces sufriendo.

Por eso, como decía al principio la derecha tiene razón; el modelo autonómico está agotado. El matiz sería que la alternativa es la independencia total, para que no nos tomen más el pelo por ejemplo, por innovar.

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