Es una verdad evidente.
El modelo autonómico tal y como se parió en la Transición democrática (Lo de
Transición pase, pero para creerse lo de democrática hay que ser bastante
cándido) está agotado, desprestigiado, maltratado y distorsionado. Cuando el
Pueblo Trabajador Andaluz salió a la calle el 4 de diciembre de 1977, probablemente ni se le pasaba por la cabeza luchar abiertamente
por la independencia, es posible. No es que sea posible, es que es así. Salvo
algún sector que iba más allá, que también lo había, la mayoría no salió a la
calle pidiendo la independencia.
En ese contexto y en esa realidad se desarrolló aquello que se llamó “Autonomía”, que en principio parecía una descentralización enorme, una federalización del Estado Español. Se basaba en un autogobierno que después de 40 años de la dictadura franquista de la “España grande y libre”, valía aparentemente un potosí. Mediante la transferencia gradual de competencias, las Comunidades Autónomas irían haciendo efectivos sus respectivos autogobiernos. Para el Pueblo Trabajador Andaluz que pedía la autonomía, esto era el sueño cumplido, la lucha ganada, el premio a un esfuerzo colectivo muy grande.
En ese contexto y en esa realidad se desarrolló aquello que se llamó “Autonomía”, que en principio parecía una descentralización enorme, una federalización del Estado Español. Se basaba en un autogobierno que después de 40 años de la dictadura franquista de la “España grande y libre”, valía aparentemente un potosí. Mediante la transferencia gradual de competencias, las Comunidades Autónomas irían haciendo efectivos sus respectivos autogobiernos. Para el Pueblo Trabajador Andaluz que pedía la autonomía, esto era el sueño cumplido, la lucha ganada, el premio a un esfuerzo colectivo muy grande.
Pero la trampa autonómica
queda al descubierto en el momento en el que desde Madrid nos dice que o
aceptamos los recortes o nos intervienen. No sé exactamente en qué consistiría
una eventual intervención ni me importa, pero lo que está claro es que la
pretendida autonomía, queda abiertamente expuesta como dependencia total. Creo
que es innegable que con la autonomía, solamente nos cambiaron la correa. De
una de cuero antigua, a una de estas extensibles que hay para los perros pequeños,
con la que el perro puede correr libremente… hasta que llega el tope del
carrete, y el perro se ahoga como corra demasiado rápido.
Eso justamente es lo que
nos ha pasado a los andaluces, y a todas y cada una de las Comunidades
Autónomas. Tenemos ciertas competencias, pero lo que no tenemos es justamente lo que pedían los
andaluces en aquél 4 de diciembre: Autonomía.
Por eso creo que ha
llegado la hora de que los elementos más soberanistas de la izquierda andaluza
apuesten decididamente por la independencia. Ya hemos probado durante más de 30
años a compartir con el resto del Estado Español un régimen democrático burgués
más o menos descentralizado y ahora estamos sintiendo la realidad. No tenemos
soberanía, no tenemos autonomía, y todo lo que tenemos, en el momento en el que
España decida que no lo tengamos, pues nos intervendrán y nos lo quitarán, o en
el momento en el que España quiera imponer esto o aquello, nos lo impondrán y
punto. La obsesión por no romper con España y querer evitar un supuesto
conflicto territorial por miedo a tener vicios pequeñoburgueses ya no debe ser
excusa. El trabajador andaluz ganaría con soberanía.
Para hacer entender esto es imprescindible que el interino que se va a la calle, que el funcionario que sufre los recortes en su salario, que el opositor que se ha quedado con cara de tonto con la anulación de las oposiciones a profesor, o que el paciente que ve como merma diariamente la atención sanitaria en los hospitales andaluces (Esos que supuestamente dependen de la Junta de Andalucía, pero que sufren los recortes por igual al resto de servicios sanitarios del Estado Español), deben entender que la culpa directa de que la situación sea esta y no otra, es España. Si, también es la Merkel y el FMI y todo eso, vale. Pero España, es la que nos dice en plan mafioso a los andaluces que “O recortáis o cogemos y os intervenimos”.
Para hacer entender esto es imprescindible que el interino que se va a la calle, que el funcionario que sufre los recortes en su salario, que el opositor que se ha quedado con cara de tonto con la anulación de las oposiciones a profesor, o que el paciente que ve como merma diariamente la atención sanitaria en los hospitales andaluces (Esos que supuestamente dependen de la Junta de Andalucía, pero que sufren los recortes por igual al resto de servicios sanitarios del Estado Español), deben entender que la culpa directa de que la situación sea esta y no otra, es España. Si, también es la Merkel y el FMI y todo eso, vale. Pero España, es la que nos dice en plan mafioso a los andaluces que “O recortáis o cogemos y os intervenimos”.
Mención aparte para los que pactaron con el PSOE para que hubiera “un gobierno
de izquierdas que combatiera los recortes de Madrid” y están siendo más dóciles
recortando que algunas comunidades del propio Partido Popular. Está claro que
Madrid recorta, y los mamporreros españolistas del PSOE y de IU acatan. Ha bastado con un mes para ver cómo va a actuar esta gente. De parar los
recortes nada. El problema es grande, porque se junta la falta de soberanía,
con que en el poder de la Junta haya ovejitas dóciles, y el resultado es el que
es.
Recortes, recortes y más recortes. Y los andaluces sufriendo.
Recortes, recortes y más recortes. Y los andaluces sufriendo.
Por eso, como decía al principio
la derecha tiene razón; el modelo autonómico está agotado. El matiz sería que
la alternativa es la independencia total, para que no nos tomen más el pelo por
ejemplo, por innovar.
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