jueves, 4 de octubre de 2012

¿Derecho a manifestación? Metéoslo en el culo…


Dice Cristina Cifuentes, que últimamente ha ganado mucho relieve por ser algo así como el Sheriff de Madrid (Y por tanto tiene así una grandísima importancia aquí en la periferia), que hay que regular el derecho de manifestación. Dice que es insostenible que Madrid se colapse cada dos por tres por culpa de esas personas que egoístamente salen a la calle a pedir lo que es suyo. Sí, claro.

A priori uno puede reaccionar poniendo el grito en el cielo porque claro, si nos quitan el derecho a manifestarnos… ¿Qué derecho nos puede quedar? Con el de huelga sugirieron algo parecido hace algunos meses. La reacción puede ser igual… Nos quitan un derecho fundamental, el de huelga, ¡No puede ser!

Yo sinceramente llevo un tiempo pensando que hay un elemento que quita parte del sentido a las manifestaciones y a las huelgas, y es precisamente que sean acciones reguladas legalmente. Si las manifestaciones o las huelgas han llegado a ser asumidas por el Estado hasta el punto de incluirla en su propia legalidad, ¿De qué sirven? Un río bien encauzado no se desborda y con esto pasa igual.

Así, la manifestación se convierte no en un acto reivindicativo, sino en una concesión de la burguesía para que pataleemos un rato. Una huelga se convierte, no en un acto que golpea directamente y cuanto más fuerte mejor a los intereses económicos del patrón y a los intereses políticos del Estado burgués, sino en un día en el que los servicios mínimos palian algunos de los efectos de la huelga, y la policía palia el resto si es necesario. Quizás hay que esperar dos horas al autobús para ir a trabajar en lugar de media hora, pero vamos, poco más. Cuando la huelga se “asalvaja” parcialmente, que a veces hasta ocurre y todo, el tratamiento paliativo de la huelga de la policía es jarabe de palo administrado de forma impune. Al día siguiente todo va como cualquier día normal y a la semana nadie se acuerda de la huelga, haya tenido un seguimiento total, relativo o nulo.

Con esto no hablo de eliminar las manifestaciones o la huelga como medio para elevar la conciencia del pueblo ni nada parecido. Tampoco estoy rechazando la legalidad como elemento útil en la lucha, pero sí que planteo una cuestión abiertamente con el mero interés de provocar una reflexión. ¿Es tan imprescindible que el derecho de manifestación sea legal? ¿Es tan escandaloso que Cristina Cifuentes hable de regular ese derecho? ¿Tanto nos afectaría no tener que ir a la Subdelegación del Gobierno  español a avisar de que nos vamos a manifestar tal día a tal hora para que nos pongan el correspondiente dispositivo policial y nos corten los carriles que ellos consideren oportunos? ¿Cuándo es la acera el lugar designado… tenemos que ir por la acera porque es lo legal y lo permitido?

No hay más que ver, que ante estas declaraciones de la Delegada de Gobierno en Madrid, los que han saltado para defender ese derecho han sido los paladines de la pata izquierda del parlamentarismo burgués como Llamazares (IU) [1] o Rubalcaba (PSOE) [2], elementos aun más reaccionarios como UPyD [3], aunque con menos aspavientos, o ya en un auténtico alarde de cinismo, el propio Presidente del Congreso español, del Propio PP, Jesús Posada [4].

Para mí esto es como cuando el otro día murió Santiago Carrillo; dime quién te defiende y te diré quién eres. Si el derecho de manifestación es defendido por los grupos políticos del Parlamento que nunca jamás han hecho absolutamente nada por la clase trabajadora, será que dicho derecho recogido en el corpus legal español no será tan beneficioso para nosotros.

Las manifestaciones existen antes del reconocimiento del derecho a manifestación, y creo que hemos asumido profundamente y en exceso el discurso que la burguesía quiere que asumamos. Que seamos dóciles, que nos sometamos al criterio que ellos quieren para que sus privilegios no se vean afectados. Que seamos pacíficos, pacifistas, que digamos lo que queramos para que ellos no nos escuchen jamás. Y no hablamos de cuestiones sin importancia, sino que hablamos de que hay personas que están saliendo a la calle por diversos motivos como que no tienen casa, o porque no tienen para comer, porque se han quedado sin la beca y no pueden continuar sus estudios universitarios, porque los jóvenes no tenemos futuro, porque a los mayores no les llega con la pensión, porque no hay trabajo y porque estamos en una situación cada vez más desesperada.

No es esto un debate de salón en el que yo opino, tú opinas y resolvemos nuestras discrepancias caballerosamente. Estamos hablando de que tú tienes 300.000 euros en una cuenta en Suiza y yo no tengo donde caerme muerto, que encima de que eso es así, me cuentas la milonga de que tengo derecho a expresarme siempre que respete las reglas que TÚ has puesto. No las que hemos puesto todos, sino las que TÚ has puesto. Y claro, ahora sale el debate del derecho de manifestación, veo a Rubalcaba decir que el PP es muy malo por decir eso, y la verdad es que de lo que menos ganas me dan es de ir a otra manifestación-procesión legal por las calles de mi ciudad porque se me pone la sangre a 100ºC.

Por todo esto, no sé si se recortará el derecho de manifestación o no, pero ni pienso que el hecho de que no se recorte sea un tema clave en el desarrollo de los acontecimientos que deberían suceder para que esto cambie, ni pienso que deba serlo. La educación y las historietas del Contrato Social y la el concepto de ciudadanía basada en la paz social eterna que se las queden los políticos burgueses, los traidores y los que les siguen, tengan o no la barriga llena. Nosotros sigamos cantando en la manifestaciones eso de “Se va a acabar la paz social”… pero acabemos con ella de una vez. Creo que una de las lecciones que debemos aprender es la de plantearnos saltar por encima de su legalidad, como hizo el SAT en aquella expropiación simbólica en el Mercadona de Écija, o en Somonte, o en Las Turquillas, o en todo el trayecto de la Marcha Obrera, incluyendo la etapa por Málaga en la que legalizaron el recorrido después de tres intentos, pero la intención inequívoca del SAT era la de emprender la marcha igualmente, con o sin permiso. Tenemos que hacernos respetar, porque nos toman por el pito del sereno, hablando en plata.

Así que digámosle alto y claro a Cristina Cifuentes y a todo el PP en general, y a los que desde posiciones supuestamente de izquierdas defienden a capa y espada el encauce de la disidencia mediante los métodos que a la burguesía le interesa, que se pueden meter por el culo el derecho de manifestación. Y el de huelga también.

Ha llegado el momento de que seamos nosotros quienes tomemos la iniciativa de nuestras protestas… ¿qué menos? Y repito, esto no significa descartar la manifestación pacífica como uno de los medios de lucha ni mucho menos, pero no podemos volvernos locos porque el PP quiera recortar esto creo yo, porque hagan lo que hagan ellos, la calle es nuestra de todas maneras.

¡Ah! Que una mujer del PP diga esto le hace facha y franquista a ella y a su partido, pero… ¿Es que acaso no lo sabíamos?





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