Dice Cristina Cifuentes, que
últimamente ha ganado mucho relieve por ser algo así como el Sheriff de Madrid
(Y por tanto tiene así una grandísima importancia aquí en la periferia), que
hay que regular el derecho de manifestación. Dice que es insostenible que
Madrid se colapse cada dos por tres por culpa de esas personas que egoístamente
salen a la calle a pedir lo que es suyo. Sí, claro.
A priori uno puede reaccionar
poniendo el grito en el cielo porque claro, si nos quitan el derecho a
manifestarnos… ¿Qué derecho nos puede quedar? Con el de huelga sugirieron algo
parecido hace algunos meses. La reacción puede ser igual… Nos quitan un derecho
fundamental, el de huelga, ¡No puede ser!
Yo sinceramente llevo un tiempo
pensando que hay un elemento que quita parte del sentido a las manifestaciones
y a las huelgas, y es precisamente que sean acciones reguladas legalmente. Si
las manifestaciones o las huelgas han llegado a ser asumidas por el Estado
hasta el punto de incluirla en su propia legalidad, ¿De qué sirven? Un río bien
encauzado no se desborda y con esto pasa igual.
Así, la manifestación se
convierte no en un acto reivindicativo, sino en una concesión de la burguesía
para que pataleemos un rato. Una huelga se convierte, no en un acto que golpea
directamente y cuanto más fuerte mejor a los intereses económicos del patrón y a
los intereses políticos del Estado burgués, sino en un día en el que los
servicios mínimos palian algunos de los efectos de la huelga, y la policía
palia el resto si es necesario. Quizás hay que esperar dos horas al autobús
para ir a trabajar en lugar de media hora, pero vamos, poco más. Cuando la
huelga se “asalvaja” parcialmente, que a veces hasta ocurre y todo, el tratamiento
paliativo de la huelga de la policía es jarabe de palo administrado de forma
impune. Al día siguiente todo va como cualquier día normal y a la semana nadie
se acuerda de la huelga, haya tenido un seguimiento total, relativo o nulo.
Con esto no hablo de eliminar las
manifestaciones o la huelga como medio para elevar la conciencia del pueblo ni
nada parecido. Tampoco estoy rechazando la legalidad como elemento útil en la
lucha, pero sí que planteo una cuestión abiertamente con el mero interés de
provocar una reflexión. ¿Es tan imprescindible que el derecho de manifestación
sea legal? ¿Es tan escandaloso que Cristina Cifuentes hable de regular ese
derecho? ¿Tanto nos afectaría no tener que ir a la Subdelegación del Gobierno español a avisar de que nos vamos a manifestar
tal día a tal hora para que nos pongan el correspondiente dispositivo policial
y nos corten los carriles que ellos consideren oportunos? ¿Cuándo es la acera
el lugar designado… tenemos que ir por la acera porque es lo legal y lo
permitido?
No hay más que ver, que ante estas
declaraciones de la Delegada de Gobierno en Madrid, los que han saltado para
defender ese derecho han sido los paladines de la pata izquierda del
parlamentarismo burgués como Llamazares (IU) [1] o Rubalcaba (PSOE) [2],
elementos aun más reaccionarios como UPyD [3], aunque con menos aspavientos, o
ya en un auténtico alarde de cinismo, el propio Presidente del Congreso
español, del Propio PP, Jesús Posada [4].
Para mí esto es como cuando el
otro día murió Santiago Carrillo; dime quién te defiende y te diré quién eres.
Si el derecho de manifestación es defendido por los grupos políticos del
Parlamento que nunca jamás han hecho absolutamente nada por la clase
trabajadora, será que dicho derecho recogido en el corpus legal español no será
tan beneficioso para nosotros.
Las manifestaciones existen antes del reconocimiento del derecho a manifestación, y creo que hemos asumido profundamente y en exceso el discurso que la burguesía quiere que asumamos. Que seamos dóciles, que nos sometamos al criterio que ellos quieren para que sus privilegios no se vean afectados. Que seamos pacíficos, pacifistas, que digamos lo que queramos para que ellos no nos escuchen jamás. Y no hablamos de cuestiones sin importancia, sino que hablamos de que hay personas que están saliendo a la calle por diversos motivos como que no tienen casa, o porque no tienen para comer, porque se han quedado sin la beca y no pueden continuar sus estudios universitarios, porque los jóvenes no tenemos futuro, porque a los mayores no les llega con la pensión, porque no hay trabajo y porque estamos en una situación cada vez más desesperada.
Las manifestaciones existen antes del reconocimiento del derecho a manifestación, y creo que hemos asumido profundamente y en exceso el discurso que la burguesía quiere que asumamos. Que seamos dóciles, que nos sometamos al criterio que ellos quieren para que sus privilegios no se vean afectados. Que seamos pacíficos, pacifistas, que digamos lo que queramos para que ellos no nos escuchen jamás. Y no hablamos de cuestiones sin importancia, sino que hablamos de que hay personas que están saliendo a la calle por diversos motivos como que no tienen casa, o porque no tienen para comer, porque se han quedado sin la beca y no pueden continuar sus estudios universitarios, porque los jóvenes no tenemos futuro, porque a los mayores no les llega con la pensión, porque no hay trabajo y porque estamos en una situación cada vez más desesperada.
No es esto un debate de salón en
el que yo opino, tú opinas y resolvemos nuestras discrepancias
caballerosamente. Estamos hablando de que tú tienes 300.000 euros en una cuenta
en Suiza y yo no tengo donde caerme muerto, que encima de que eso es así, me
cuentas la milonga de que tengo derecho a expresarme siempre que respete las
reglas que TÚ has puesto. No las que hemos puesto todos, sino las que TÚ has
puesto. Y claro, ahora sale el debate del derecho de manifestación, veo a
Rubalcaba decir que el PP es muy malo por decir eso, y la verdad es que de lo
que menos ganas me dan es de ir a otra manifestación-procesión legal por las
calles de mi ciudad porque se me pone la sangre a 100ºC.
Por todo esto, no sé si se
recortará el derecho de manifestación o no, pero ni pienso que el hecho de que
no se recorte sea un tema clave en el desarrollo de los acontecimientos que
deberían suceder para que esto cambie, ni pienso que deba serlo. La educación y
las historietas del Contrato Social y la el concepto de ciudadanía basada en la
paz social eterna que se las queden los políticos burgueses, los traidores y
los que les siguen, tengan o no la barriga llena. Nosotros sigamos cantando en
la manifestaciones eso de “Se va a acabar la paz social”… pero acabemos con
ella de una vez. Creo que una de las lecciones que debemos aprender es la de
plantearnos saltar por encima de su legalidad, como hizo el SAT en aquella
expropiación simbólica en el Mercadona de Écija, o en Somonte, o en Las
Turquillas, o en todo el trayecto de la Marcha Obrera, incluyendo la etapa por
Málaga en la que legalizaron el recorrido después de tres intentos, pero la
intención inequívoca del SAT era la de emprender la marcha igualmente, con o
sin permiso. Tenemos que hacernos respetar, porque nos toman por el pito del
sereno, hablando en plata.
Así que digámosle alto y claro a
Cristina Cifuentes y a todo el PP en general, y a los que desde posiciones supuestamente
de izquierdas defienden a capa y espada el encauce de la disidencia mediante
los métodos que a la burguesía le interesa, que se pueden meter por el culo el
derecho de manifestación. Y el de huelga también.
Ha llegado el momento de que
seamos nosotros quienes tomemos la iniciativa de nuestras protestas… ¿qué
menos? Y repito, esto no significa descartar la manifestación pacífica como uno
de los medios de lucha ni mucho menos, pero no podemos volvernos locos porque
el PP quiera recortar esto creo yo, porque hagan lo que hagan ellos, la calle
es nuestra de todas maneras.
¡Ah! Que una mujer del PP diga esto le hace facha y franquista a ella y a su partido, pero… ¿Es que acaso no lo sabíamos?
¡Ah! Que una mujer del PP diga esto le hace facha y franquista a ella y a su partido, pero… ¿Es que acaso no lo sabíamos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario