Llegar a casa, abrir el
facebook o el twitter y empezar a ver imágenes impactantes de la manifestación ayer
por la tarde en Madrid fueron una misma cosa. Tampoco creo que sea
estrictamente necesario profundizar en el hecho objetivo de que en el Estado
Español la policía torturaba, apaleaba y detenía ilegalmente con Franco, con
Adolfo Suárez, con Calvo Sotelo, con Felipe González, con José María Aznar y
con José Luis Rodríguez Zapatero. Compañeros independentistas vascos,
catalanes, gallegos, compañeros del PCE(r), compañeros del PTE, de la JGRE, de
las antiguas CCOO, del antiguo PCE, anarquistas, y como no, trabajadores del
SOC y del SAT han pasado por las manos, por las porras, o por las balas de la
policía española durante todos estos años. Sólo depende de a qué época nos
vayamos y a quién se estuviera reprimiendo, pero al final la intensidad de la
represión sólo depende de la intensidad de la respuesta que se le estuviera
dando al sistema capitalista en ese momento y en ese lugar. Muchos hoy están en
la cárcel aun, y lo que les queda.
Pero hablemos de ayer.
Ayer la policía persiguió manifestantes por Madrid como si la capital del Estado,
y concretamente el metro fueran una ratonera. Ayer la policía cargó contra
manifestantes pacíficos. Ayer la policía volvió a lanzar las peligrosas pelotas
de goma. Ayer la policía consiguió con su comportamiento salvaje que un hombre pueda
quedar tetrapléjico el resto de su vida. Una víctima más que añadir a una
larguísima lista de damnificados.
A los miembros de esta
lista no se les da el trato preferencial por ser víctimas del terrorismo que sí
le dan a los que han sufrido la violencia por parte de otro ente que no sea el
Estado. Estos no reciben homenajes, ni cogen a sus verdugos para meterles una pena
de cárcel basándose en las más virulentas leyes de excepción. Es la magia del
Estado, que tiene el monopolio del uso de la violencia y la utiliza hasta el
límite que la clase dominante considera oportuno. Al ser la clase dominante la
burguesía, utiliza la violencia contra los trabajadores. Claro, ¡no la van a
utilizar contra ellos mismos!
No era partidario de la
acción de ayer de rodear el Congreso en Madrid y así lo he expresado en todo
momento. Me parecía una pérdida de tiempo, una maniobra de distracción para
quemar a los trabajadores que poco a poco están despertando ante la crisis
capitalista. Ante un fracaso como el de ayer, cualquier trabajador podrá pensar
que para qué sirve jugarse el tipo ante los energúmenos azules que son
desplegados si no se ha conseguido nada y abandonar la lucha. O eso, o ser
parte de una revolución de las llamadas “de colores” que en el caso de
“triunfar” no haga más que mantener el capitalismo sin más, como ha sucedido en
Islandia. Lavado de cara y fuera. En cualquier caso, la dudosa procedencia de
la convocatoria hizo que no me convenciera en absoluto esta historia. No pienso
lo mismo de la convocatoria de Sevilla, porque independientemente de quien
convocara desde otros foros en el Parlamento Andaluz, también convocaba el
Sindicato Andaluz de Trabajadores/as, del que sí me fío plenamente.
Y en todo esto, aparte de
que consideremos la concentración de ayer como útil o inútil; ¿qué papel juega
la policía? En mi opinión juega aproximadamente el mismo que el que juega un
esquirol en una jornada de huelga. Hace un trabajo sucio, arrastrado, ruin y en
su caso, vil y despiadado en muchos casos. Pero ojo, al igual que con los
esquiroles creo que hay que huir de posturas intransigentes y poco reflexivas.
Ni me vale la laxitud total de los que les consideran trabajadores normales (!),
humanizando su actividad, ni tampoco me valen los que ni les consideran personas.
Son enemigos directos, pero cuidado, que a ellos también les afecta la crisis,
y también tendrán sus problemas económicos que, no nos engañemos, es lo que
hace salir a las masas a la calle, que hace 5 años no salía a protestar ni
Dios. ¿Por qué no considerar la opción de que ellos también consigan sacudirse
la pollarda que la mayoría del Pueblo Trabajador tiene? Que quede fuera de toda
sospecha que esté perfilando argumentos pacifistas o conciliadores con las
fuerzas del orden o con los cabrones a los que estos defienden. Más bien todo
lo contrario, que recuerdo que si alguien tiene medios no-pacíficos al alcance
de la mano, son ellos, los agentes. Si toda esa violencia que descargan contra
nosotros la descargaran contra Cristina Cifuentes por ejemplo, otros gallo nos
cantaría…
Y mientras se deciden o
no a cruzar la línea como el esquirol que decide por fin un día hacer la huelga
con sus compañeros, hay que plantarles cara. Si tiene que ser de manera
violenta, pues de manera violenta. Lo que no creo que debamos seguir soportando
son episodios como el de ayer de Madrid. Por dignidad aunque sea. Recibir
agresiones y aguantar estoicamente por culpa del principio de la no-violencia,
que no deja de ser un dogmatismo tan alejado de la realidad como el dogmatismo
de la lucha armada porque sí, en cualquier situación y en cualquier contexto,
es en mi opinión un absurdo.
Y ya si queremos hacerlo
magnífico, hagamos la Revolución. Y la Revolución no entiende de atajos. Ni
intentos kamikazes de ocupaciones absurdos como el de ayer, ni “Syrizismos” parlamentaristas
sacados de la chistera, ni frentes autodenominados como interclasistas, ni la
lucha armada por el mero amor platónico a la estampa un kalashnikov empuñado
por un guerrillero, ni nada de eso. Ni hay atajos, ni nos podemos dejar llevar
por la rabia que nos mete todas las ganas del mundo de matar con nuestras
propias manos al autor o autores de la agresión que pudo dejar minusválido de
por vida ayer a un hombre. Responder defensivamente de manera violenta en algún
caso no tiene que significar nada de esto. Al final la Revolución no triunfará
por un acto violento más o un acto violento menos, sino que triunfará porque
hayamos sabido poner las bases para hacerla. Y cuando estén las bases asentadas
quizás tengamos que abordar el asunto de qué hacer.
Esto no es más que pensar
en voz alta y darle vueltas al asunto al fin y al cabo. En cualquier caso de lo
de ayer deberíamos sacar la conclusión clara de que partiendo de la nada, el
hecho de juntar a un puñado de gente delante del Congreso español, por muy
grande que sea ese ramillete humano, no sirve de nada. También creo que
deberíamos sacar la conclusión de que la violencia que hemos visto hoy no es
otra cosa que la esencia de lo que es el Estado en sí: La violencia de una
clase contra otra. Si el estado es burgués (Dominado por una minoría) pues la
violencia es contra los trabajadores (La gran mayoría), por lo que más nos
valdría pensar de qué manera vamos a dar la vuelta a la tortilla para que
seamos nosotros, los trabajadores, los que de una vez por todas dominemos
quitándonos de encima a las sanguijuelas que no sólo nos roban y nos hacen la
vida imposible, sino que encima cuando salimos a la calle a protestar, sea de
forma más acertada o menos, nos mandan a la policía a pegarnos hasta los
extremos vistos ayer en Madrid.
Y a todo esto, aunque
parezca mentira y en los medios de comunicación no haya salido, en Sevilla hubo
una acción parecida, convocada en parte por el Sindicato Andaluz de
Trabajadores/as. En este caso es cierto que no hubo agresiones por parte de la
policía, pero digo yo que también podría haber sido noticia. Pero claro, lo que
pase en Madrid eclipsa lo que pase en Andalucía, como siempre. Y es que los
andaluces sumamos a todos estos problemas que denunciaban los del 25-S en
Madrid, el del eterno olvido a nuestros problemas concretos que no son poco
graves.
Pero claro, Madrid es Madrid…
Pero claro, Madrid es Madrid…
Finalmente me gustaría
decir que yo, al igual que otros muchos comunistas de todo el Estado Español,
hemos renegado y hemos avisado de que el 25-S en Madrid tenía más sombras que
luces, pero me repugna ver en distintos lugares de internet sobre todo a
algunos, que prácticamente parece que se alegran de lo ocurrido ayer en Madrid.
Para mí esto es perder el norte, porque una cosa es que el ámbito 15-M y sus
derivados no nos acaben de convencer, y otra que nos alegremos de que la
policía hiera a más de cuarenta personas, algunos de gravedad y detenga a veintiocho
más. Aunque desde la distancia, alejados de ciertas convocatorias que no nos
convencen, no nos queda otra que expresar nuestro apoyo y solidaridad a todas
estas personas, que una cosa no quita la otra.
PD: Acabo de leer que
parece que el hombre que podría acabar tetrapléjico, evoluciona favorablemente
y recupera poco a poco la movilidad. Al parecer fue pisado por algunos agentes
y le pisaron en mal sitio. Pero de momento parece que va a recuperarse
afortunadamente, lo cual no cambia ni media palabra de todo lo que he dicho
claro.
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