Córdoba llora desconsolada… lo que no sabe es el por qué.

Córdoba no ha ganado ser designada capital europea de la cultura en el año 2016. Una década después de haber presentado la candidatura, de haber hecho miles de campañas y después de toda la ilusión creada entre la ciudadanía cordobesa, el palo ha sido mayúsculo.

Lo cierto es que sería divertido rellenar páginas y páginas con los comentarios de los ciudadanos y ciudadanas de Córdoba que he podido leer en las ediciones digitales de los periódicos o por las redes sociales, pero bueno sólo pondré dos de ellos, los más representativos a mi juicio. Transcribo literalmente:

“por desgracia a ganado la politica en decrimento de la cultura, hemos llegado a la final y no lo han robado”

“Esta más claro que el agua, este gobierno como no tiene huevos de decirle a los tiraos de Bildu nada, la unica forma es dandole la ciudad europea de cultura para no tengan más narices que hablar el cantellano y poner la fotos de rey y pone la bandera de ESPAÑA. Son unos impresentables siempre echandole el muerto a otro y jodiendo nuestra ciudad que cumple todos los requicitos, joder que politicos tenemos.”

A mí por un lado hay cosas que me hacen gracia, como que personas que no saben ni escribir se apenen mucho de que Córdoba no es ciudad cultural en “decrimento” de Donosti como si el idioma no fuera cultura o algo así. Es aun más gracioso que en varios comentarios se pretendan dar lecciones a los vascos de que tienen que hablar el “cantellano”. También tiene su gracia que una ciudad en la que hay 25.000 votantes de Unión Cordobesa, cuyo líder político, económico y espiritual Rafael Gómez un hombre que ha declarado recientemente “Yo no he leído un libro en toda mi vida” [1] se indigne de que no hayamos ganado.

Pero por otro lado hay algo que me aburre y me saca de quicio bastante, y es la capacidad que este tipo de historias tienen para provocar recelos entre territorios y siempre en la misma dirección. Ahora resulta que la elección de Donosti como capital cultural europea es una entrega interesada a Bildu, por tanto a E.T.A, y por tanto los cordobeses tenemos que enfadarnos con los vascos y por tanto hay que sacar toda esa “euskofobia” que mostramos en la grada de El Arcángel cuando nos visita el Eibar o la Real Sociedad o cuando sale Otegi por la televisión, que parece que si no echas chorros de bilis por la boca, no eres digno de respirar el oxígeno que España te proporciona desinteresadamente, o simplemente que eres proetarra.

También querría hacer mención a alguna que otra opinión que ha llegado a mí que hablaba de la injusticia de que siempre estas cosas se las lleva el norte, queriendo hacer así una pretendida defensa de Andalucía, porque nos vendría muy bien la creación de puestos de empleo. Esto es casi peor. El agravio comparativo con otras naciones del Estado no es más que una consecuencia de la sumisión que Andalucía tiene a España y a Europa sobre todo en las últimas décadas. Aparte de que darnos nos han dado todo lo suficiente para que nos callemos y seamos ese Pueblo sumiso que querían aquellos a los que le interesa la existencia de la U.E. y España. Para crear puestos de empleo no deberíamos depender de este tipo de concursos. Es más, la razón de que Andalucía tenga alrededor de un 30% de paro no es que Córdoba no haya ganado la capitalidad cultural. Ojalá fuera eso, pero no es así.

En definitiva, Córdoba y Andalucía tienen demasiados problemas como para preocuparse de esta tontería. Ni el analfabetismo que impera aquí no se cura con capitalidades culturales sino leyendo un poco, ni el paro estructural andaluz se arregla ganando este concurso y recibiendo más dinero de la U.E, sino cambiando la estructura del sistema político y económico.

En cuanto a la elección en sí, Donosti tiene una oferta cultural actual muy por encima de Córdoba, con festivales de jazz y cine ya veteranos, o una gastronomía de primera ya no en Euskal Herria ni en el Estado Español, sino en el Mundo entero. Mientras tanto, Córdoba tiene un bagaje histórico muy grande, pero falla en iniciativas culturales modernas salvo probablemente el festival de la guitarra. No vale lo que ha hecho el Ayuntamiento de Córdoba en los últimos 8 o 10 años, que ha impulsado propuestas culturales como Eutopía, la noche blanca del flamenco o cosmopoética con el objetivo de intentar ganar el concurso. Esto es algo importante, porque no es lo mismo una ciudad que es cultural que una ciudad que pasando de la cultura desde siempre, presenta candidatura a la capitalidad cultural y entonces intenta sumar puntos in extremis con iniciativas que no es que estén mal (De hecho están muy bien), pero no son tanto el fruto de un interés general por la cultura, sino por un interés específico de ganar el concurso. Eso sin contar el gasto en publicidad que supongo que se habrá producido. No sé hasta qué punto esto es digno en un momento de crisis como el actual.

Pienso que podría haber ganado tanto Córdoba como Donosti como cualquier otra candidata, pero lo que está claro es que la elección de Donosti es muy justa, y no es ni lógico, ni de buen perdedor, empezar con agravios comparativos y acusaciones de que si E.T.A. esto o que si E.T.A. lo otro. Al final los que se van a beneficiar de este dinero en gran parte van a ser los empresarios que puedan invertir en esas infraestructuras que serán posibles con las inversiones de ser capital cultural, mientras que los trabajadores, tanto andaluces como vascos poco íbamos a ganar con todo esto me temo.

Es por eso que dudo de que Córdoba sepa por qué está enfadada, si porque no ha ganado, porque nos han ganado los vascos, porque nos ha ganado la E.T.A, porque era “una grandiosa oportunidad de crear puestos de trabajo”, porque ha habido tongo, porque somos muy amantes de la cultura en nuestra ciudad llena de canis, porque la gente vive estas cosas como si de un partido de fútbol se tratara o para ponerse un pin de que “Somos la capital cultural de europa”…

[1] http://www.diariocordoba.com/noticias/noticia.asp?pkid=635069