Ese protagonismo es un
arma de múltiples filos. Al peligro más que evidente aunque de momento no
materializado de que los medios de comunicación burgueses consigan desvirtuar
el núcleo de razones que justifican el inicio de acciones como las de los
supermercados o las acciones sorpresa realizadas a lo largo la Marcha Obrera,
desvirtuando así su sentido y poniendo en contra de ello a la clase obrera, se
suma otro peligro relativo. El éxito de la acción posterior a la de los
supermercados, es decir, la Marcha Obrera ha atraído a multitud de trabajadores
y trabajadoras y a un sector importante del espectro político de la izquierda
andaluza y estatal. Esto es positivo en todo caso. Pero es también un caldo de
cultivo excepcional para el oportunismo.
Desvirtuar el origen de
la Marcha Obrera no tendría porqué ser el objetivo de ninguna de las
organizaciones participantes en esta iniciativa llevada a cabo por el SAT. Sí
que resulta preocupante que organizaciones como IU que no ha mostrado
precisamente su condescendencia con el sindicato criticando de manera pública
la acción de los supermercados cuando el vendaval de los medios de comunicación
soplaba fuerte o llegando incluso a bendecir de forma indirecta el primer
desalojo de Somonte al pactar en el Gobierno de la Junta con el PSOE horas
después de que se produjera, ahora de repente sientan un apego repentino y
pasional por el SAT, apoyando todas las etapas de la marcha incluso con la
presencia de destacados miembros de la dirección o “mediáticos” [1] en una
suerte de proceso estilo “el árbol y las nueces”, donde los que militamos en el
SAT nos llevamos las multas, las denuncias y la peticiones de cárcel, y ellos
se ponen una espléndida medalla ganada por los que se arrastraron por el fango
currándose el sindicato día tras día y acción tras acción.
Este tipo de oportunismo,
es más que evidente y probablemente lo estén llevando a cabo los que
despellejarán a Sánchez Gordillo y a la CUT entera si se deciden finalmente por
dejar la coalición dentro de unos meses, por lo que el SAT volverá a ser para
ellos ese sindicato peculiar de Gordillo que ocupa cosas al que hay que tomar
por ultraizquierdistas o por locos directamente usando fórmulas como “No
comparto la forma pero sí el fondo” (Para muestra un botón [2]). Y en ese caso
no tendrían ni que guardar la compostura un poco como ahora, que al fin y al
cabo le deben a Gordillo gran parte de su último “éxito” electoral en las
últimas elecciones andaluzas. En definitiva, mejor no adelantar acontecimientos
aunque lo que sí es un hecho es que antes del golpe mediático, el SAT recibía
bastante indiferencia por parte de algunos, pero ahora repentinamente mueren
con el sindicato en la Marcha Obrera banderita en mano. Raro es.
También existe la posibilidad
de que se empiece a querer tornar la Marcha Obrera en el inicio del enésimo
intento de movilizar al “pueblo español” bajo la bandera de la República
Española. No es ese el objetivo de esta marcha. Cierto es que la crisis golpea
a todos los pueblos del Estado Español, pero no a todos por igual. Cuando el
momento político empieza a ser propicio para la movilización popular, el Pueblo
Andaluz despierta y se echa a la calle con la verdiblanca en la mano. Pasó en
los años 70 y ahí ya se acabó desactivando con la treta española de la
Autonomía. De repente el poderío del andalucismo se quedó en los huesos y brotó
el engaño. Andalucía pasaba de tener ese potencial movilizador y esa conciencia
nacional emergente capaz de ir cuajando hasta llegar a la liberación nacional,
a celebrar rojigualda en mano el triunfo de un equipo de fútbol 30 años después
de las manifestaciones del 4 de Diciembre en las que se bramaba contra
cualquier bandera española que hubiera en un radio de kilómetros. No se puede
caer en el engaño otra vez, y Andalucía, que una vez más llegado el ambiente
reivindicativo provocado por la desesperación que comienza a haber en las
familias andaluzas, comienza a despertar su orgullo como Pueblo y a tomar
conciencia de sí misma, no puede permitirse una vez más que nos corten
suavemente la vía para llegar a la solución de nuestros problemas, que es la
soberanía nacional. Que se le llame autonomía si se prefiere, pero que sea
autonomía de verdad, que podría requerir incluso la independencia para hacerse
efectiva.
Y el que vea falta de
solidaridad en este argumento es que no ha comprendido que es muy posible
luchar por la soberanía política y a la vez ser un pueblo solidario de la misma
forma que se puede poseer esa soberanía política y ser un pueblo solidario,
como lo es Cuba por ejemplo, que es un ejemplo de solidaridad internacional
total, a la vez que su Revolución tiene un componente patriótico decisivo.
Hoy a los andaluces y a
las andaluzas nos toca hacer de nuestra problemática concreta ese núcleo de
razones que cada nación por si misma tiene que analizar a su ritmo y de la
forma que vea oportuna. Tampoco estoy diciendo nada descabellado; en realidad
se ajusta bastante bien a los propios estatutos del Sindicato Andaluz de
Trabajadores [3], que se considera nacionalista andaluz de izquierdas. Al fin y
al cabo, no es mucho pedir que aquello que el SAT reivindica y las razones que
utiliza sean respetadas en esencia, como cabría respetar en lo esencial la
argumentación de cualquier otro colectivo que convoca una movilización y a la
que pudieran adherir otras organizaciones.
Pero ojo, el oportunismo
puede llegar a crear paranoias que minen las movilizaciones de forma incluso
peor que el propio oportunismo. No han sido pocas las voces que en diversos
ambientes han comentado tanto desde dentro como desde fuera de la propia marcha
que las banderas republicanas españolas no tendrían que estar en la Marcha
Obrera probablemente avivadas por una pretendida preocupación por cuidar la
pureza de la misma. ¿Habría que llegar a tanto? Yo personalmente no lo creo.
Tampoco es que me chifle que estén, pero la verdad es que yo al menos las
entiendo como el apoyo de otras tendencias a la Marcha Obrera del SAT, sin
necesidad de arropar necesariamente el espíritu de la marcha bajo el mantón
tricolor como en otros momentos arropó las ansias de Andalucía que el
aletargado Pueblo Andaluz incubaba hace años. No tiene porqué ser así.
Deben ser simplemente
eso, apoyo a las reivindicaciones del SAT, que son justas, que muchas son
extrapolables al conjunto de las naciones del Estado Español como es natural y
que cada una deberá solucionar en base a sus ritmos y circunstancias, y otras,
como el reparto de la tierra por ejemplo, que es algo fundamental, no son
extrapolables a ningún otro territorio del Estado Español. Mientras el SAT siga
siendo el SAT, la Marcha Obrera y todo lo que venga después seguirá haciéndose
tratando de encender la mecha del Pueblo Andaluz y de todo el que se arrime,
pero no la de encender cuadriculadamente la mecha en todo el Estado Español,
porque eso es muy digno de querer hacer, pero no es el cometido elegido por el
SAT, cuyo marco de acción es el andaluz. Por poner un ejemplo reciente: El
apoyo del SAT a iniciativas como la Marcha Negra iniciada en el norte del
Estado Español no debería confundirse con una adhesión de un colectivo del “sur
de España” a una iniciativa originada en el “norte de España”, sino como la
adhesión de un colectivo andaluz que como parte de una nación andaluza que
pretende ser solidaria hace. Eso no está reñido con nuestra reivindicación de
soberanía nacional.
Por tanto, lo normal es
que sean bienvenidas todas las tendencias de izquierda andaluzas, estatales, de
fuera del Estado Español, y de todos los Pueblos del Mundo, porque mantener la
esencia de lo que hoy es el Sindicato Andaluz de Trabajadores/as no supone excluir
a nadie de ninguna parte. Pero tampoco es de recibo que de repente IU pretenda
absorber el sentido de la Marcha Obrera del SAT o al propio SAT. Juntos pero no
revueltos.
[3] Estatutos del SAT.
Título III, Artículo 9º, 6: http://www.sindicatoandaluz.org/?q=node/150
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