El pasado 7 de agosto, se cumplieron 3 años de la expropiación de alimentos que un grupo de militantes del SAT realizamos en un Carrefour de Arcos de la Frontera y en un Mercadona de Écija, una acción que no dejó a nadie indiferente sin lugar a dudas. Fue una acción original, mediática, escandalosa para muchos sectores de la izquierda atiborrada y desmovilizada en décadas de comodidad institucional, y que sobre todo levantaron enormes simpatías en un espectro determinado que en aquella época se movía entre los rescoldos del Movimiento 15-M, Centros Sociales Autogestionados, sindicalismo de base de diversa procedencia, y demás átomos del panorama político extraparlamentario que de repente volvió la mirada hacia el Sindicato Andaluz de Trabajadores.
La propiedad privada, el gigante hegemónico que golpeó el SAT |
En aquél momento el SAT fue lanzado al efímero estrellato de los debates políticos televisivos, en los que ya fueran de dudosa izquierda o de extrema derecha, los polemistas de profesión coincidían en que "la banda de Gordillo y Cañamero" se habían pasado de la raya porque habíamos tocado una cosa que no se puede tocar como es la propiedad privada, y de una manera que nos equiparaban a las acciones de José María "El Tempranillo". No duraron demasiado las apariciones en televisión semanales con los compañeros Juan Manuel Sánchez Gordillo y Diego Cañamero en pantalla defendiendo cosas tan sencillas como que la gente tiene que comer todos los días y que sin eso no se puede hablar de democracia ni de nada que se le parezca. No duraron ni falta que hizo, porque esas apariciones hicieron de palanca sobre las que se fraguó la consolidación del SAT como un movimiento social que de manera más o menos homogénea, inició una expansión territorial y un incremento en la afiliación bastante grande.
Se podría decir que en aquella acción en ambas grandes superficies, se cumplió con los objetivos fijados e incluso los superaba. No sólo se lograron unos cuantos kilos de alimentos de primera necesidad que se destinaron a la Corrala La Utopía, se ponía en cuestión por la vía de los hechos esa idea aparentemente inviolable de que la propiedad privada está por encima de que se cubran las necesidades básicas del pueblo, y se lograba hacer ruido mediático en mitad del mes de agosto aprovechando la disminución habitual de la cantidad de contenido en las noticias. Además se había logrado dar un empujón importante al sindicato que además del incremento en la afiliación ya citado y ese mismo verano se fue capaz de poner en marcha en plena carretera a miles de personas en las llamadas "marchas obreras" que recorrieron territorios de las ocho provincias, donde la Andalucía combativa comenzó a pronunciar unas palabras antiguas pero no poco actuales como las de Pan, Trabajo y Dignidad que poco después serían pronunciadas en Madrid por cientos de organizaciones en la manifestación más grande que se recuerda recientemente.
El sindicato a pesar del eco mediático que ocupaba continuó en los meses y años posteriores a la famosa acción del Carrefour y el Mercadona realizando acciones de las de toda la vida en las que se ocuparon fincas como Las Turquillas, La Rueda, Los Carrizos (En las que el propietario era Mario Conde y donde también se logró cierta notoriedad mediática), o más recientemente la finca de La Isla, cercana a Las Turquillas. También se realizó otra expropiación en el verano de 2013, esta vez de material escolar, otra de esas cuestiones que preocupan profundamente a las familias andaluzas en la época estival. La lista sigue, porque el sindicato jamás se ha quedado quieto. A todo esto hay que sumarle un incremento modesto pero constante en la actividad puramente sindical en el medio urbano, con humildes victorias puramente sindicales como la de los trabajadores de Jardines Alberto en Granada, o como la creciente representatividad lograda en diferentes comités de empresa, y en el medio rural, donde la actividad continuó adelante siempre que hubo necesidad de que el sindicato diera la cara en cualquier tajo.
Pero... y después, ¿Qué? En estos 3 años ha habido un verdadero terremoto a nivel político en la izquierda que a ojos de cualquiera que mire no le ha sido ajeno al SAT, más que como sindicato, como movimiento social. Porque además el momento requiere que los movimientos sociales se mojen en el ámbito político. El 'fenómeno Podemos' ha irrumpido con fuerza a nivel estatal y lo ha hecho también en Andalucía. Ese hecho unido a la salida de IU de una de las organizaciones que más aportan cuantitativa y cualitativamente al SAT como es la CUT, ha removido el panorama de manera especial. Esto ha creado condiciones de confluencia muy interesantes, en donde personas y organizaciones se unen en base a intereses comunes de una manera que recuerda a las 'matrioskas' rusas. Organizaciones y personas que habíamos encontrados una casa común para realizar actividad sindical y sociopolítica en el SAT, posteriormente subimos el nivel creando ciertas experiencias de unidad municipalista donde fue posible crearla junto con otros grupos e individualidades que habían llevado a cabo luchas en nuestra misma trinchera. Otro ejemplo ha sido la lista unitaria de izquierda andaluza que concurrió a las Primarias de Podemos como fue la lista "Utopía y dignidad" que tan buenos resultados obtuvo y donde se unieron diversos sectores de la izquierda andaluza.
Se podría decir que a la experiencia de décadas forjada por el SOC y posteriormente por el SAT, de base, asamblearia, y que encontró en un buen número de pueblos de Andalucía una vertiente política con los mismos valores como fueron los pueblos gobernados por la CUT (Contando con un buque-insignia como Marinaleda, nada más y nada menos), encontró un aldabonazo mediático en las acciones de expropiación del verano de 2012 que hizo elevar su importancia política a partir de aquél punto de inflexión, encontrando el sitio que le correspondía como movimiento social. Partiendo de esa dilatada experiencia, con la tarjeta de presentación de ser un movimiento sociopolítico que ha cubierto necesidades sindicales pero también de otros tipos, el SAT ha conseguido ser uno de varios referentes a la hora de construir la unidad política que sin duda sacará a Andalucía del atolladero económico y social en el que se encuentra históricamente y que aparentemente, sólo aparentemente parece no tener fin.
Para el futuro quedan una gran cantidad de retos. No será nada fácil seguir profundizando en el camino de una alternativa política que cubra esas necesidades históricas del Pueblo Andaluz. El camino será largo sin duda, pero algunos lo comenzaron a andar hace casi 40 años, y lo más importante es que en los últimos tiempo ha podido destacar de la manera que merece como ejemplo de trabajo bien hecho que se puede aportar a cualquier proceso de unidad que pueda darse. Hoy, un día después del tercer aniversario de aquella exitosa acción por las que varios militantes del SAT nos enfrentamos a un proceso judicial más dentro del gran saco de procesos acumulados simplemente por luchar por los intereses objetivo del pueblo trabajador andaluz, conviene recordar su importancia política en lo concreto y en la historia reciente de nuestro sindicato alegrándonos al mirar tres años atrás y ver lo que hemos avanzado luchando y a partir de ahora, creando Poder Popular, como decía el histórico discurso del Presidente Allende.
¡Sigamos adelante! ¡Por la unidad popular!