Últimamente observo una polarización en los
movimientos sociales y en la izquierda (Así en abstracto y sin contar al PSOE
ni a IU, los primeros por no ser izquierda en absoluto, y los segundos por
llevar tiempo en las instituciones y estar asentados en ellas, por lo que no
están sujetos a ese fenómeno llamémoslo de la "neopolítica" de la
gente que la está descubriendo ahora con la crisis) que no sé es fruto de mi
imaginación o si es que realmente está ocurriendo:
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El m-l no es una religión |
Por una parte están los que creen que la hoz y el
martillo debe estar dibujada en todas partes necesariamente, tienen la cara de
Stalin tatuada en el pecho, escuchan a Pablo Hasél (Y similares) muchas veces
al día, pertenecen a grupos políticos totalmente alejados de la gente y desde
su torre de marfil ordenan a las masas lo que deben hacer sin que las masas
sepan ni que existen ni ellos ni sus partidos políticos. A pesar de pasarse el
día hablando de marxismo, realmente no han entendido de él nada más allá del
folclore comunista generado por experiencias pasadas y todo les parece de
un reformismo tan extremo que debe ser considerado enemigo a combatir basándose
en que una vez Lenin dijo no se qué o porque tal cita de Stalin dice que no sé
cuánto, sin hacer mucho más análisis.
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La papeleta mágica que todo lo puede |
Y en medio estamos algunos que ni una cosa nos convence ni la otra, pero desgraciadamente para mí al menos, no somos mayoría en absoluto. La moda del interés repentino por la política, que como todas las modas son absolutamente volátiles, intercambiables por otras que saldrán después y sin demasiadas raíces que la sustenten, ha creado estos dos tipos de monstruos que pueden llegar a enervar, porque si hablas con el primer tipo de espécimen llegas a la conclusión de que jamás va a lograr fundirse con las masas hasta el punto de que contando con ellos pueda surgir una organización revolucionaria que dirija un proceso revolucionario que merezca llamarse como tal. Y hablando con el segundo tipo, llegas a la conclusión de que en ellos sí que hay potencial, pero tienen el problema de que están vacunados contra el marxismo y lo único que podrías sacar de ellos es que te votaran a ti en lugar de a otro si lograras parecer lo suficientemente “decente”, porque de base lo que hay es un reformismo tan radical, que realmente se hace complicado imaginarme de qué manera todo ese potencial podría llegar a buen puerto más allá de la quimera de ganar unas elecciones burguesas. Paradójicamente el exceso de rechazo al sectarismo, crea un nuevo tipo de sectarismo de la misma forma que el exceso de asamblearismo crea una cúpula encubierta que hace más antidemocráticos los procesos. Todo en exceso puede ser un veneno, que decía Paracelso.
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El Consejero de Gas Natural y el Diputado vitalicio en 1982 |
¿No es posible militar en organizaciones políticas, sindicales o movimientos sociales sin tener que aspirar a introducirlas en indigestas ‘sopas unitarias’ de cara a unas elecciones o a manifestaciones-show sin demasiada continuidad como la del 22-M, o sin limitarse a vivir enfadados porque las masas no asumen ciertas cosas en 5 minutos? Parece que no. Cada vez que un comunista hace un intento de ese duro trabajo de base, un reformista sale en la televisión diciendo barbaridades contra el marxismo, y un militante del Partido Comunista Mejor del Mundo Mundial cuelga en su facebook una foto de Kim Jong Un diciendo que eso y nada más es el comunismo. Doble daño. Parece imposible no repetir errores del pasado aprendiendo de ellos y de las experiencias pasadas, las cuales no hay que repetir, sino apoyarse en ellas para no caer en las trampas que las burguesía nos pone por medio para no perder sus privilegios.
El laberinto de la salida del capitalismo cada vez se relía más. Como dicen los Nashari Sound, hay días que dan ganas de saltar del tren.
... y mejor ni hablar de la cuestión nacional andaluza, que si no el artículo podría llegar a convertirse en un libro.
Qué hay camarada,
ResponderEliminarEstoy esencialmente de acuerdo con lo que planteas en el documento. Ahora mismo, lo que se conoce comúnmente como "la izquierda" tiene dos caras. Por una parte, en su aspecto más "revolucionario", los comunistas dogmáticos; y, por otra parte, en su aspecto más reformista, los Podemos y demás organizaciones reformistas.
Pero, aunque las dos caras conserven rasgos distintivos, tienen algo en común que las identifica: ambas rechazan el marxismo. La una (los comunistas dogmáticos) porque no entienden el marxismo como lo que es: un método de interpretación y transformación de la realidad, en vez de un conjunto de frases y palabrería barata que nos legan los errores del pasado. La otra (los reformistas) porque ni de lejos aceptan, en su mayoría, el más mínimo y serio debate sobre el marxismo.
En el artículo hablas de “crear Poder popular” y yo estoy de acuerdo. Pero es que resulta que el PCE también lo está, y también el PCPE, el PCOE... Entonces ¿cuál es el problema?. El problema, evidentemente, no pasa por el “qué”, pues todas las organizaciones comunistas dicen querer crear Poder popular, socialismo, revolución... El problema, que muchos parecen no ver, es el “cómo”.
El PCE quiere crear Poder popular, ¿cómo?, por las urnas y la reforma.
El PCPE quiere crear Poder popular, ¿cómo? , con los CUO, fundamentalmente.
El PCOE quiere crear Poder popular, ¿cómo?, con el FUP, fundamentalmente.
Mi pregunta es pues: vale, Revolución, ¿pero cómo hacemos eso?. Más concretamente, la Revolución la hacen las masas, pero las encabeza el Partido. ¿Hay Partido? y, si hay, ¿cuál es a tu parecer? y, sino hay, ¿habrá que construirlo, no?.
Un saludo camarada, nos vemos por Córdoba ^^